LA DAMA DE ROBLE (una guerra contra el cáncer)

Una señora humilde, honrada, sencilla, bondadosa, buena persona y excelente madre.

Esta es la historia de una persona que la vida no le ha sonreído tanto pero

Lo poco que lo ha hecho lo ha disfrutado.

Es muy solidaria, le  gusta enseñar a todas las personas de su comunidad sobretodo a los niños; ella, quien es incansable, la que siempre se observaba haciendo aseo en su casa, preocupada por su esposo e hijo que es lo mas importante para ella; vive bien no le hace falta nada, cada día quiere aprender mas para enseñárselo a quien lo necesite, mejor dicho es una gran dama. Ella  algún día comenzó a quejarse de un dolor en la espalda, todos creíamos que había dormido mal y le decíamos que era normal s que intentara dormir mejor; con el pasar de los días el dolor aumento y sabíamos que ya no era normal y llego a la conclusión de hacerse un examen.

Cuando los exámenes llegaron, todos nos dimos cuenta que tenia un tumor maligno en la medula. Su esposo callo en un estado deprimente el cual le implico aferrarse mucho al licor, el decía que era culpa de Dios e inclusive lo reto y desafió a que si su esposa no vivía el convertiría su vida en un caos, decía: “yo soy el que debería estar sufriendo y ella no”. Cuando se conoció la noticia del tumor de inmediato se removió una tutela que ya había sido utilizada para otras dos operaciones de ella en la columna, se espero la urgente llamada de la entidad de salud pero en ningún momento llego la llamada que tanto se esperaba. En cierto momento ella empezó a perder la fuerza en sus piernas y no era seguro que caminara porque en cualquier momento caería y las consecuencias serian peores.

En menos de cuatro meses estaba en un “caminador”; hacia lo poco que podía estando ahí, no quería quedar postrada en una silla de ruedas por nada del mundo.

Al rededor de los ocho meses quedo en silla de ruedas, fue un golpe muy duro para su familia, su esposo continuo depresivo y con un estado de animo muy bajo; nadie lo podía creer pero así era había que admitirlo, lo más importante fue que supieron afrontarlo y continuar luchando por su salud y su estado anímico. Estando en la silla de ruedas perdió la sensibilidad en las piernas, se golpeaba los dedos y no se daba cuenta fue algo muy desconsolante. Día a día se peleaba con las entidades de salud, su esposo se levantaba a las tres de la mañana (3:00 am) para empezar a hacer la fila a las cuatro de la mañana (4:00am), largas jornadas de espera para recibir la orden de un examen. Mientras esto pasaba, el hijo, despertaba temprano para trasladar a su madre de la cama a la silla de ruedas, mientras ella arreglaba el desayuno (estando en la silla) su hijo se disponía a realizar el aseo de su hogar, después del desayuno había un arduo trabajo para bañar a su madre, debía ocuparse desde calentar el agua hasta vestirla de nuevo completamente; los trabajos del colegio eran largos y complicados no le daba tiempo de realizarlos todos. Cuando el salía a estudiar cambiaba de lugar a su madre, ocupaba de nuevo su cama, en el transcurso del día ella buscaba la posición que menos le incomodara mientras su madre le ayudaba en la casa, ella no cambiaba de posición hasta que el joven regresaba del colegio, en este lapso de tiempo se pasaban  “seis horas y media”.

Al fin lograron conseguir una cita con el especialista, en pocos días fue internada en un centro de atención, en ese transcurso tubo ocho sesiones de radioterapia y varias de quimioterapia (su esposo se interno con ella para que no se sintiera sola y luchar los dos juntos). Después de varios días de el medico analizarla y estudiarla no le dio esperanzas, dijo que el cáncer era muy difícil de retirarlo y no dejar rastro de el,  sin embargo ella siempre se apegaba a una frase que repetía constantemente: “es mas grande el poder de Dios”.

Su familia estaba muy triste por la noticia, todos se pegaban de la mano de Dios.             El medico de turno la revisaba por no dejar, porque le tocaba, decía que la operación se debía de hacer en quince días o un mes, que talvez eso que tenia se le quitaba con hierbas medicinales o algo por el estilo, esa era la forma de ver las cosas de un “doctor”.

Todos nos ilusionábamos en cuanto a la cirugía, en algún momento debía llegar pero ese momento nunca llegaba.

En cierta ocasión al medico de turno se le presento un impedimento para ir a trabajar lo que significa que fue remplazado. El doctor que le estaba reemplazando dijo que había que operar inmediatamente, no podía creer que tuviera colegas tan poco interesados y que era un irresponsable. El doctor le pronostico la cirugía para el día siguiente; todos sus familiares estaban emocionados y a la vez un poco asustados.

Al día siguiente todos estaban convertidos en un mar de nervios, cuando llego el momento de ingresarla al quirófano su esposo le dio un beso y dijo “Dios te bendiga”.

Su esposo vivía cada segundo con una lagrima orando y pidiéndole al señor que le perdonara, lloro desde que su esposa ingreso al quirófano hasta que salio, mientras tanto su hijo presentaba dos exámenes finales en el colegio (imagínense como le fue).

Solo esperábamos a que saliera el doctor y divulgara una simple frase “la cirugía fue exitosa”. El momento había llegado y por supuesto que menciono la frase, con otros detalles.

El doctor dijo que la recuperación seria muy lenta pero eficaz, que empezaría a mover los dedos de los pies en dos meses, la verdad es que movía los dedos antes de los ocho días y dio pasos en el caminador al mes y quince días, sin duda la recuperación era espectacular. Continuo con las sesiones de quimioterapia que en total fueron trece (13)  se le callo el cabello pero a ella no le importo mucho porque es algo natural que vuelve y nace. La quimioterapia la ponía muy mal, bajaba sus defensas por tres o cuatro días, solo podían verla los familiares. Esta etapa se supero con éxito.

Hoy en día transcurridos prácticamente dos años ella, mi madre, es incansable, lucha por los que quiere y por los que sufren de cáncer, todavía sigue en tratamiento porque es necesario que estemos seguros de su salud. Vive cada día como si fuera el último; su esposo es fiel y apegado a ella y su hijo feliz porque sigue viva para verlo triunfar algún día  con el favor de Dios. Solo recuerden que:

   

“NADA ES IMPOSIBLE”